B 52's, o cinco amigos que hicieron de la adolescencia una fiesta interminable, casi surrealista. Con una estética sesentista presente en cuerpo y alma, pero a finales de los '70. Y una fórmula simple y efectiva: ritmos festivos con gran sentido del humor dentro de una onda muy a go go.
Coparon las radios universitarias, entonces apareció el primer LP: The B52's. Y con este disco se transformaron en la banda preferida de John Lennon, con temas como Dance This Mess Around, Rock Lobster o 52 Girls.
En 1980 el sonido se perfecciona al ritmo de las ventas. Los colores se electrifican. Y los gritos féminos de Kate Pierson y Cindy Wilson se transforman en dulces melodías.
Aparece Wild Planet con Private Idaho, Party Out of Bounds y Quiche Lorraine.
Y con Steven Stanley como productor nace Whammy en 1983. Un disco raro, con más sintetizadores que ideas.
En 1985 les tocó bailar, pero con la más fea. Muere Ricky Wilson (hermano de Cindy) a causa del sida. Entonces la sonrisa se transformó en tristeza. Y el vacío en infinito.
El luto duró tres años hasta que en 1986 editan Bouncing Off The Satellites dedicado a la memoria de Ricky. El disco sirvió solamente para volver a unir ahora a este cuarteto.
Hasta que en 1989 aparece Cosmic Thing. Uno de sus mejores trabajos. Estaban en sintonía otra vez. La sonrisa volvió a escena. Y los peinados. Pero esta vez más grandes y más coloridos. Todo era más. Fred Schneider volvió a ser él mismo. Y Keith Strickland dejó la batería para revivir los acorde de Ricky. El kitsch se había vuelto refinado.
Cuando todo volvía a ser como antes se produce la inesperada marcha de la rubia, Cyndy Wilson. Pero lejos de haber llegado a su fin el ahora trío nos sorprende con Good Stuff. Este buen material que trajeron a la Argentina en noviembre del 92, cuando la psicodelia se apoderó de Vélez. Tarde mágica con los Auténticos Decadentes y los Paralamas como soporte. Y ahí estaba B 52's, más vivos que nunca.
En 2008 aparece Cyndy Wilson. Y con ella Fundplex. Los B 52's en estado puro. Energía desbordante de unos jóvenes con más de cincuenta años en el DNI. Nuevo disco y regreso de la fantasía futurista.
Amantes de una subcultura demodé y de garage. Rayando lo kitsch. Únicos e inigualables. Plenos de energía. Esa que entra por los ojos pero que contagian los cinco sentidos. Esta banda hizo de la amistad un culto. Y de la música una verdadera diversión.
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