Por Claudio Andrade
"That's the way", canta, pronuncia KC y el cielo se despeja después de una tormenta. Algo empuja el ambiente hacia su clímax. Una energía secreta conjura el tiempo. Porque aunque parecen los 70, plenos 70, pues no, son los 80, principios, y tienen como anfitriones a KC & the Sunshine Band.
"That's the way”, insiste KC y por lo bajo, de un modo solapado y sensual se escucha "(I like it)" y un uuuuu atraviesa el espacio como un rayo infinito.
Atrás unos negros acrobáticos y complacientes mueven sus saxos al rítmo frenético de un funk con raíces souls y pergaminos disqueros.
Una vez que KC se pone al piano, la temperatura comienza a subir.
"That's the way (I like it)", ajá, "That's the way (I like it)". Y así toda la bendita noche porque la letra del tema es apenas una anécdota, una de tantas historias de amor en su momento más álgido. En su etapa más febril.
KC y su banda estratóferica de estratoféricos músicos callejeros, KC y su compañía rítmica, KC y sus bronces en llamas, KC y sus coros de piernas largas y bocas fatales, KC y su partitura desprejuicida, continúan arrasando ortodoxias compositivas todavía hoy.
KC pibe eterno, hijo de la piel.
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