Hay canciones que logran lo que nadie más: reflejan lo que sienten miles, acaso millones de personas. Definen momentos que se vuelven colectivos.
Y esperar a una chica mil horas, con un cohete en el pantalón, desesperado, es una actividad adolescente o juvenil que merecía una gran canción.
Todos, en algún momento, en algún lugar hemos sido ese perro mojado a la espera de la estrella del circo. Pero la chica no llega y nos hace pasar. No, la chica llega y nos dice loco, estás mojado ya no te quiero.
Andrés Calamaro puede dormir tranquilo. Algunas de las mejores letras escritas en los últimos 25 años le pertenecen. Esta forma parte de su vida junto a “Los Abuelos de la Nada”. Eran los 80, dónde estar mojado era sólo una anécdota.
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