Esperar su continuidad a lo largo del tiempo hubiera sido un acto de optimismo imperdonable. Hoy no nos extraña que Paul McCartney viva en gira perpetua, pero tanto los Rolling Stones como The Beatles debieron sobrevivir a los imaginarios colectivos que en los 60 y los 70 aseguraban que era mejor morir joven y glorioso que viejo, olvidado y repetitivo.
La permanencia de los Rolling Stones tiene varias explicaciones. Una de ellas está vinculada a los propios orígenes musicales de la banda. Su pasión por el blues y por el jazz americano los hizo partícipes de una forma de entender el arte. Ellos como B. B. King, Muddy Waters, John Lee Hooker, entre una larga lista, han cultivado su carrera con una extraña paciencia muy poco vista en el rock. Es como si detrás de la parafernalia y los trucos de la industria que los ampara y los utiliza hubiera una sabiduría de corte oriental que trasciende todo esto. Que trasciende también las expectativas que todos han puesto y seguirán poniendo en la banda más grande de rock de la historia.
La otra razón que explica su longevidad tiene que ver con la transformación del negocio del cual forma parte. Porque los Rolling Stones todavía son uno de los animales que la industria lleva bordado en su escudo. Más allá de que Mick Jagger y Keith Richard puedan ser considerados como hombres hechos en materia de dinero, ambos se deben tanto a su público como a la rueda del show bussiness. Un sistema pensado para reproducir la idea original: vender discos, canciones, DVD y shows. Cada vez que los Rolling Stones salen de gira el negocio se conmueve. Millones de personas en el mundo son atraídas para participar del ritual, de esta fiesta pagana donde se ponen en juego hasta los sentimientos. Porque sin vender su alma a ningún otro diablo que no sea la propia sacralización de su imagen, los Rolling continúan en carrera. A esta altura, sólo se espera de ellos que rompan nuevos récords. Irónicamente no girarán este año que subraya una cifra redonda, pero ahora las apuestas están ubicadas justo en la vereda opuesta. Si Richard no se cae de un cocotero, si Jagger continúa su saludable rutina aeróbica y si Charlie Watts no se pierde por ahí, la banda se mostrará una vez más, a todo vapor a la altura de nuestras cabezas, en el 2013 y sus sucesivos.
Abuelos eternos lanzados al espacio como un cometa sin tiempo.
un sitio admirable excelente trabajo
ResponderEliminarsaludos
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( nostalgias recuerdos años 60 a los 80 )