sábado, 13 de agosto de 2011

The Cure, como el cielo

Por Claudio Andrade

“Vos, suave y única/Vos, perdida y sola/Vos, extraña como los ángeles/bailando en los océanos más profundos/Chapoteando en el agua/eres como un sueño”
“Just like heaven” (“The Cure)
Una voz lástimosa y desgarrada, a punto de un paroxismo vocal que nunca llega, atraviesa la década de los 80. Es Robert Smith, el líder de “The Cure”, que no llora como un niño si no que se reinterpreta como un hombre justo después de la soberanía punk en Inglaterra.
Durante años “The Cure” fue un objeto de controversia para los especialistas del ramo: ¿cual era el casillero perfecto para una banda perfecta? ¿De dónde había salido este espasmo generacional que fusionaba agresividad, ironía y originalidad en su música y en sus letras?
“The Cure” obra sobre lo imposible. Su sonido provoca una herida suave, profunda y al mismo tiempo dolorosa. Sus canciones son la metáfora de una pena de amor que nos deja listos para la siguiente borrachera en memoria de quien no nos corresponde. O algo así. O muy parecido a todo eso.
Sus clásicos son nuestros. Pero las pruebas indican que esta banda seguira su curso por muchos años.

“Boys Don't I Cry” es el hit que los hizo estallar en las radios en nuestra adolescencia, pero lo mejor de lo mejor, la energía más pura y representativa de este conjunto inglés que parece no deberle nada a nadie, la encontraremos en “Close to me”, “Just like heaven” y “Lullaby”.

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