No sé que fue de la vida de Jim Diamond y su tropa. Esta canción lo reivindica de cualquier porquería que años después pudo haber compuesto. La historia del video es realmente conmovedora: el pibe que está en la consola anda en problemas con su mujer, y el cantante, pues, le da una mano con el tema. Una especie de toque mágico. Espaldarazo de amigote que entiende lo feo que es que tu mujer te deje por el panadero y se lleve a la nena porque vos no podés pagar el alquiler del departamento. Que me perdones, suplica Diamond, y luego el pibe de pelusa, pronunciación extraña (porque parece francés), pega un grito con el cual, imagino, más de una mujer se debe haber derretido.
Y más gritos y... tendría que haberme dado cuenta de que las cosas andaban mal. Entretanto el ingeniero de sonido sigue lagrimeando su ruptura. Demasiados golpes bajos. Pero en esa época no nos importaba nada. Al final, la mujer y la nena regresan: perdimos el tren Steve, ¿tenés dos dólares para el cole?.
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