Como un torbellino de otoño Cindy Lauper cruza las calles de Nueva York. Ha sido una larga jornada en todo sentido. Mucho trabajo, mucho cachengue. Porque después del rollo, de los horarios y la monotonía, la chicas sólo quieren divertirse. Y Cindy se divierte.
Papá y mamá, dos impresentables (sobre todo papá), no hacen más que pedir explicaciones y regañar a la alocada Cindy. Ningún rezo será suficiente. Ningún reproche alcanzará a ocupar más de un segundo el atribulado cerebro de la piba. Andando por la vida se encuentra con una verdadera colección de personajes que la siguen sin remordimientos. De la calle a la pieza de Cindy donde la fiesta se arma. Un chico aparece de entre la multitud y grita el nombre de la cantante. Lleva entre sus manos un ramo de flores blancas. Al final del famoso video, los pétalos estallarán por los aires y los padres terminarán arrasados por la multitud.
Cindy Lauper fue la que verdaderamente arrasó con “Girls Just Want To Have Fun” uno de sus tantos hits a principio de los 80. Su figura de cantante rebelde y de temperamento expansivo, sobrevivió a la década que la hizo famosa. Con los años, curiosamente, Cindy Lauper se transformó en un objeto de culto y su música aun se mantiene sonando en la memoria de sus fans. 30 millones de discos no fueron vendidos en vano.
Todavía hoy duele e impacta escuchar “True Colors” aunque “Girls Just Want To Have Fun” siempre funcionará como un emblema generacional.
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