En la vida todo vuelve, decía mi abuela. Tenía razón.
Y lo que está volviendo son los discos, o vinilos o elepés o etcétera. Sí, ese objeto redondo de acetato negro que giraba a 33 revoluciones por minuto.
A principio de los '90 se le decretó la muerte. Pero el que realmente falleció fue el casete. El disco siguió de pie, o mejor dicho de rodillas. Pero silenciosamente comenzó a demostrar que siempre fue mejor que el CD. Decían de éste último que nunca se rayaba. ¡Menos mal!
El disco siempre gozó de presencia, personalidad y de una cualidad que lo hace único: es un soporte intransferible.
Un disco empezaba en la tapa donde se han logrado verdaderas obras de arte, sobretodo en los 70's. ¿Quién no se compró un elepé porque le gustaba la tapa?. Me acuerdo de las tapas de Yes, cuando Roger Dean creaba verdaderos ambientes futuristas en sólo 40 cm por lado. Hasta el mismísimo Andy Warhol tiene un par de tapas en su haber. Cualquiera de nosotros tiene en su memoria al menos una tapa de algún disco con sensaciones dispares.
Y difícilmente recordemos alguna tapa de un CD. Ni qué decir de los pirateados que vemos en cualquier esquina, con las tapas escaneadas e impresa con tintas sin color que parecen estar pidiendo pido al rayo del sol.
Los DJ fueron los encargados de hacer que los discos perduraran en el tiempo. Y también los coleccionistas. Pero hoy han vuelto los consumidores.
Y ya empieza a hablarse de un renacer de ese formato en los EE. UU. que es ni más ni menos la madre de todos los mercados. Ahora, si bien las ventas aumentaron tampoco es para descorchar un champagne. Pero en época de vacas flacas para la industria discográficas cada unidad vendida suma, y mucho. Estas empresas que no se destacan precisamente por su romanticismo, están entusiasmadas con este renacer del vinilo.
Hay casos como el de Metallica que sorprenden. Esta famosa banda tienen el control absoluto sobre la reedición de sus discos y exigieron que sean sólo en vinilo. También U2 exigió por contrato que sus discos se publicaran en vinilo.
Y aunque los analistas llevan prediciendo su desaparición desde hace medio siglo, el viejo álbum de vinilo simplemente se niega a morir porque los exquisitos de la alta fidelidad, los DJ's, los jóvenes y los no tanto y todos los que tienen algún interés en la historia lo continúan defendiendo como la forma de oír sus canciones favoritas más cargada de emociones y llena de riqueza sonora.
Alguna vez el enorme Luca Prodan cantaba “El tiempo pasa, nos vamos poniendo tecnos”....yo agregaría: no tanto.
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