jueves, 9 de septiembre de 2010

La gran estafa o Milli Vanilli



Estuvo bueno, hay que reconocerlo. Siempre dijimos: "esos truchos que ponían la caripela". Si, es cierto. Pero esos truchos vendieron millones de copias en un par de años y hasta ganaron un Grammy. 
Y si en el 90 en Australia en plena presentación no hubiera saltado la pista dejando al descubierto el playback, hoy la historia sería otra. O no. Nunca lo sabremos.




Todos compramos esa farsa. Tampoco queríamos la verdad porque preferimos la mentira. Nos gusta, evidentemente tiene otro sabor. Y quedo demostrado.
Al año siguiente los verdaderos Milli Vanilli (Real Milli Vanilli) sacaron un disco. Y lo tuvieron que guardar.
Porque no era lo mismo sin Fab Morvan y Rob Pilatus., que tampoco pudieron generar un éxito con sus voces. Evidentemente la fórmula mágica de la Cenicienta que todos queríamos era Milli Vanilli tocando y Morvan-Pilatus poniendo la cara en los discos y estudiando teatro para las presentaciones en vivo.




Es imposible pensar que sólo tres personas pudieran con este engaño. La industria discográfica hizo un guiño para que esto sucediera. Y venía saliendo redondito hasta que la farsa se hizo insostenible. A partir de ahí fue todo muy sencillo para la industria porque los culpables ya eran culpables antes de ser Milli Vanilli.
Y pasaron del éxito a ser mala palabra. Las discográficas pusieron la mejor cara de sorpresa pero no le devolvieron la plata a nadie por la compra de los discos.
Y Frank Farian, el productor y creador de esta mentira siempre estuvo en segundo plano. Entonces la gran estafa tuvo sus efímeros años de gloria.



No hay comentarios:

Publicar un comentario