jueves, 22 de julio de 2010

El metroman

“Faith” no es un álbum de canciones. Es un verdadero himno pop dispuesto en pequeños y geniales fragmentos sonoros. El mejor George Michael fue el que brotó de ese puñado de temas que lo hicieron millonario y a nosotros sus secuaces. Todos fueron un hit, todos estallaron en la radios, todos y cada uno perfilaron a un nuevo prototipo de hombre que por entonces nadie conocía: metroman. Barbita perfecta, pómulos suavizados por cremas de 80 dólares, aritos de oro en cruz, cuerpo afilado por una dieta vegetariana y un poco de trote, movimientos coordinados hasta para ir al baño, mirada de lobo estepario. Herido pero entero. Faltaba el detalle que cierra el circulo de fuego: George era gay.


“Faith” es el primer álbum de George Michael después de su participación en el dúo Wham!. Salió a la calle en 1987 y alcanzó el número 1 en las listas de Billboard. Fue, además, el primer álbum en solitario de un artista de raza blanca en alcanzar el número 1 en las listas de Rythm & Blues. Casi nada.


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